domingo, 4 de febrero de 2018

Maraton Vías Verdes. Arganda del Rey.

  Todo el fin de semana mirando la predicción del tiempo. En Arganda en principio hasta por la tarde no se pondrá complicada la cosa. Este es el cuarto año consecutivo que hago este maratón y siempre ha hecho un frío de narices así que este no será diferente.....En principio.
   Tempranito, como suele ser habitual en los maratones, me desplazo hasta Arganda donde recojo el dorsal de la carrera. Me voy al coche a desayunar lo que me he preparado por la mañana. A las 7:30, sale el autobús que nos llevará a los corredores hasta Carabaña. Pueblo donde está situada la salida.
  Tengo cuartito de hora para cambiarme así que al lío. Vuelvo a mirar por última vez la predicción y solo dan lluvias a partir de las doce mas o menos. Eso sí, va a hacer bastante frío llegando hasta los 0 grados. Eso no me asusta, pero por si acaso lo veo chungo me llevo en la mochila una chaqueta impermeable, guantes y braga. Dejo en el coche las mallas térmicas y las camisetas térmicas (creo que no hará falta).
  Terminando de cambiarme me suena el móvil. Es Pedro (Potro para los Forofos). Pedro es un compi con el que he tenido la suerte de compartir unos pocos maratones. Tío duro donde los haya y buena persona (es que lo va a leer, je je je). Quedo con él para vernos en el autobús.
  Bueno, hablo un poco con Susana. La pongo un poco al día y andandito para el autobús. Subo en él y en primera fila está Pedro guardándome un sitio.  El viaje muy ameno poniéndonos al día de muchas cosas.

  Ultimas novedades para Susana, que hay que poner el móvil en modo avión para que no se gaste la batería. Mientras Pedro se parte de risa de mí, je je je.

 
  Llegamos a Carabaña y después de agotar el tiempo a lo calentito del bus, nos disponemos a cambiarnos. Dudas en que ponernos. Como hemos corrido aquí otros años, sabemos que aunque haga frío luego en carrera sobra todo. Aún así como dan agua, nos llevamos una chaqueta impermeable por si acaso. Si sobra nos la enrollamos en la cintura y listo.
  Pues empieza a lloviznar. Faltan unos minutillos para la salida. Los aprovechamos para sacarnos unas fotillos.

 


  Con la típica cuenta atrás da comienzo el maratón. Primeros metros por el pueblo en una toma de contacto y mi típico suspiro mientras digo: " Vamos al lío ".


  Hace bastante frío, pero mientras se mantenga así el tiempo no vamos mal. Estos primeros kilómetros los hacemos bastante cómodos. Pedro va cantando el paso por kilómetro y tenemos que ir frenando por que vamos muy rápido para lo que hemos venido a hacer.
  Así llegamos al cartel que dice "faltan 37". Este maratón es peculiar también es eso. En los puntos kilométricos te dicen los que te faltan en vez de los que llevas. Cosa que a mí particularmente me va mucho mejor para la cabeza. En el "faltan 37", le digo a Potro que se me han pasado volaos.
  En este punto de carrera comienza a llover bastante. Llevamos los guantes calados y comienzan a helarse las manos. Aún así consigo apartarme del camino y evacuar el líquido que me sobra, je je je. Pedro aprovecha y hace lo mismo.
  Primer avituallamiento donde paramos a beber casi forzados. Con la que está cayendo y el frío que hace no apetece ni beber. Pero hay que beber si o si que si no luego vendrán las madres mías.


  Así, con esta lluvia persistente llegamos al segundo avituallamiento situado en el "faltan 31". Está situado a la entrada de Tielmes. Llevamos 11 kms. Al llegar allí nos llevamos una sorpresa. Está un compi nuestro en el avituallamiento. Saludamos a Vicente (Vigaro para los Forofos) y hablamos un rato con él mientras nos hace unas fotillos y comemos algo de fruta y bebemos isotónico.


  Bajo su paraguas nos dice que vaya mañana nos está haciendo. La verdad es que cada vez hace mas frío y el tiempo está empeorando. Solo esperamos que se mantenga a sí la cosa hasta que lleguemos, por lo menos. Nos despedimos de él y cogemos el camino que nos llevará hasta Perales de Tajuña.
  Vuelvo a parar a mear. Creo que con la lluvia se me activan las ganas, je je je. Empiezo a tener las manos ya muy  muy frías y solo acierto a separarme un poco el pantalón. Lo demás va por libre......
  Este tramo que consta de unos nueve kilómetros, parece que le controlamos un poco mas en cuanto al ritmo se refiere. Ya la lluvia es mas fuerte. Tengo que meter las manos dentro de la manga para ver si consigo calentar un poco los guantes. Voy moviendo los dedos por que no los siento. Pedro está en la misma situación. Él lleva mayas cortas y las lleva empapadas. Tiene las piernas congeladas.
  Llegamos al avituallamiento del "faltan 22", o sea, del kilómetro 20, Y allí nos encontramos a una mujer saltando para calentarse. Gira ,salta, corre y mueve los brazos para entrar en calor. Pedro tiene que atarse las zapatillas y es incapaz de hacerlo. Tiene las manitas algo frescas, je je je. Es esta mujer la que se las ata. Nos dice que hace muuucho frío hoy. Que ella es rusa, que está acostumbrada, pero que hoy hace muuuucho frío. -:"¡No me digas ná!", la contesto....
  Creo que aquí aprovecho para hacer pipi de nuevo. Tengo el pantaloncito empapado y ya no se lo que aparto ni lo que separo. Como tampoco siento las piernas, me da lo mismo hacerlo dentro que fuera.
  Llevamos un buen rato sin decir ni una palabra. Estamos intentando no pensar mucho en la carrera y pensar en otras cosas, aunque es inevitable decir cosas como: -" Si nos pagaran por esto no lo hacíamos", " Joder que frío ", ........
  Llevamos la media maratón. Dejamos atrás Morata de Tajuña y cogemos de nuevo la vía verde que nos llevará hasta Arganda de Rey.
  Tenemos por delante unos cuatro o cinco kilómetros en continuos sube y bajas antes de afrontar la temida cuesta de la cementera.
  Aquí vamos todavía a buen ritmo. Bueno, eso creo por que no he mirado el reloj en toda la carrera. La verdad es que con terminar enteros nos vale.
  Comenzamos la larga subida a la cementera. Aquí empieza lo peor y lo mas duro. Comienza a nevar abundantemente. Y para colmo comienza a soplar un aire bastante fuerte. Hay que correr con la cabeza torcida para que no nos de en la cara. Buahhh, que frío, dios mío. Vamos los dos heladitos.
  Hemos ido cogiendo en estos últimos kilómetros a algún corredor que va también cagándose en todo. Alguno no lleva guantes (aunque ahora mismo eso da igual) y corre soplándose las manos.
  Llevamos las piernas rojas a mas no poder y yo particularmente no las siento. Me miro los pantalones de vez en cuando por que no se donde los llevo. No los siento. Lo que si siento es que el braguero, que va empapado, le llevo metido por el culo. Saco un dedo de dentro de la manga e intento sacármelo. No tengo sensibilidad en el dedo y al apretarme el cachete con el dedo tampoco le siento. Joder, lo tengo todo congelado. Pues si no se puede, no se puede. A aguantarse toca.
  El pantalón al ir empadado no va donde tiene que ir y eso está haciendo que me vaya rozando los muslos. Por si fueran pocas las cosas que me pasan, le sumamos otras más. Bueno, aguantaremos como podamos.
  La subida a la cementera se está haciendo muy muy dura. Aquí no hay nada de resguardo y nos está pegando bien de lleno. Los campos están todos blancos con una buena capa de nieve.
   Pedro me dice que si llegamos (no lo tenemos claro todavía), esta va a ser la maratón mas dura que hemos corrido. Le digo que para mi también. Creo que estamos haciendo algo salvaje. A unos grados bajo cero y con la sensación térmica de otros pocos menos, y nosotros corriendo en pantalones cortos. Doy gracias a que he decidido ponerme la chaqueta impermeable si no seguramente esto no hubiera acabado nada bien.
  Llegando a la cementera (que la llevamos viendo desde hace varios kilómetros) adelantamos a varios corredores que van con la zancada muy muy pequeña. Llevan las piernas entumecidas y no las sienten. A nosotros nos está pasando lo mismo. Damos las zancadas muy cortas por que los músculos están agarrotados.
  Pasamos la cementera y divisamos un puente donde está situado el penúltimo avituallamiento. Por lo menos vamos a estar resguardados un ratitín. A unos 100 metros hay un coche de protección civil con varios corredores dentro. Están con la calefacción a tope. Creo que han dicho que ya se a acabado por hoy. Pedro se dirige a un voluntario y le pide un poco de réflex. Lleva los gemelos cargadísimos y se le están quedando rígidos. Yo mientras me voy al avituallamiento por que si me paro me quedo pajarito.
  Allí como fruta, y bebo agua e isotónico mientras miro a varios corredores que están sentados y tapándose como pueden para entrar en calor. El voluntario me dice que vaya huevos. Que estamos por debajo de cero grados, con la ventisca a tope y seguimos corriendo intentando terminar el maratón.
  Un corredor que me ha visto llegar y tiene una bufanda enrollada en las manos y estas, apoyadas en las rodillas temblorosas y mientras su cuerpo tirita de frío, me mira y me dice: "¿Tu no tienes frío en pantalones cortos?". -"Estoy congelado", le respondo.
  Tengo las piernas supercoloradas, las manos no las siento, el pantalón metido por el culo hace muchos kilómetros, rozados los muslos, las orejas son de otro, los pies empapados y los calcetines con algún pliegue, ganas de ponerme a llorar y para colmo, ahora, me están entrando unas ganas de cagar enormes.
  Joder que panorama. Lo único bueno es que parece que está dejando de nevar, aunque siga soplando un poco el aire.
  Le digo a un voluntario que me saque una glucosa del cinturón por que yo soy incapaz. Me la tomo con los dos deditos asomando de la manga de la chaqueta, bebo, como algo de fruta y alguna gominola. Me llevo acordando de las mallas y la camiseta térmica toda la carrera, je je je.
  Llevo un rato aquí parado cuando llega Pedro. Le digo que voy tirando despacito mientras él come y bebe, que me estoy quedando pajarito. Despidiéndome de los que allí estaban, comienzo a dar nuevamente zancadas. Ufff como están los músculos. No quiero ni mirar para atrás que si no me quedo allí, je je je.
  Llevo un rato con dolor de mandíbula de intentar frenar el temblequeo que llevo en la boca. Me sube y baja la mandíbula a un ritmo vertiginoso, chocando los dientes de abajo con los de arriba.
  Pasados unos minutos (no se cuantos), miro para atrás y no veo a Pedro. Aprovecho para hacer de nuevo pipi y así darle un poco de tiempo para que me coja. Pero sigo sin verle. Decido volver sobre mis pasos por que no quiero pensar que se haya quedado allí. Y.... allí viene. Ya me extrañaba a mí. Pedro es un tío duro de narices. Por eso le llamamos "Potro". Ya estamos de nuevo juntos para intentar terminar con estos últimos 10 kms.
  Me comenta que lleva los gemelos muy muy rígidos y que casi no le dejan correr. Intento animarle y le digo que aunque sea al trote cochinero que si andamos ya si que nos vamos a congelar del todo.
  Y ahí seguimos luchando. Ahora con la llovizna. Ha dejado de nevar pero el frío y la humedad la llevamos metidas en los huesos. Pedro coge sus guantes empapados y los tira a tomar por...... Ya han hecho su servicio. Ahora tenemos unos siete kilómetros de bajada que intentaremos correr lo máximo posible.
  En el "faltan 7" volvemos a parar para hidratarnos. No estamos bebiendo lo que necesitamos. Escasamente un vaso y medio de agua e isotónico cada avituallamiento (cada 5 kms). ¡¡MAL!!. Pero es que no tenemos ni ganas de beber.
  Pedro sigue buscando réflex y nadie tiene. Mientras pregunta a los voluntario y a los de protección civil, yo continúo despacito para no coger frío, je je je.
  Es aquí donde me entra un apretón del 15. Me cago, me cago ,me cago, me cago digo en voz bajita. Ahora me entran los sudores, ja ja ja. Pero aprieto bien el culo, que junto al pantalón, que lleva ahí metido ya muchos kilómetros, hace de barrera y consigo frenar el envite.
  Pedroooooo, vengaaaaaa..... Por fin llega Pedro a mi altura. Llegamos al último avituallamiento que está ya dentro de Arganda. Pedro va rígido total y hay momentos en los que tenemos que ir andando.
   Bueno, esto está terminado. Dos kilómetros y termina la odisea. -"Vamos Potro", un poquito más. Esta va a ser una para contar a los nietos, bisnietos, tataranietos........
   Y poco a poco llegamos a la entrada de la pista de atletismo donde está ubicada la meta. Esto está apañado, Pedro. Dios lo que hemos penado. La vuelta a la pista es memorable, increíble.
  Tenemos la meta a cincuenta metros. Esa meta que llevamos persiguiendo durante cuatro horas. Cuatro horas de charlas, risas y penurias.



  Y.... Entramos en meta. Nos damos la enhorabuena por que hoy si que nos lo hemos currado. Madre mía que largo se ha hecho esto. Pero cuando nos cuelgan la preciada medalla se pasan todos los males..... O no, je je je.



  Decidimos ir corriendo a por la mochila al guardarropas para cambiarnos y ponernos algo seco cuanto antes. El vestuario es un panorama. Corredores intentando entrar en calor e intentando quitarse la ropa con los dedos congelados.
  Ja ja ja, por fin estamos sequitos y abrigados, aunque los huesos tardarán en recobrar su estado normal. Y los músculos no digo nada.....
  Tomamos un caldito caliente y me despido de Pedro. No quiero demorar mucho la vuelta por que hemos pasado cerca de la carretera que tengo que coger de vuelta y estaba toda nevada. En el coche estuve 15 mnts tiritando, con la calefacción a tope hasta que entre un poco en calor y pude emprender el viaje de regreso.
  Gracias Pedro por este día y por tu compañía. Como sabes es todo un placer y un honor correr a tu lado. Nos vemos en otra, que esperemos que sea con solecito, je je je.
  Bueno, pues este ha sido un pequeño resumen de lo sucedido en un día muy muy desagradable. Y... El 91 ha caído. Quedan 9 que esperemos poder disfrutar algo más, ji ji ji.
  Hasta la próxima.
  Muchas gracias por los ánimos que me habéis dado por los diferentes medios.

  P.D.: Al final aguanté hasta casa. En el váter de uno como en ningún sitio, ja ja ja.

   Capi

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